Un reporte global sobre el cambio climático advierte que en pocas décadas, millones de personas podrían tener hambre, decenas de millones podría tener sus viviendas inundadas cada año y un millardo de personas podrían tener hambre. Según el "Panel Intergubernamental del Cambio Climático", el impacto del cambio climático (Tibbetts John, 2007) en diferentes áreas (fuentes de agua, ecosistemas marinos, la floresta, ecosistemas costeros, vida salvaje, transporte, turismo, ríos, lagos, pantanos, agricultura comercial, agricultura de subsistencia, asentamientos costeros, ganadería, áreas urbanas, estrés por calor, enfermedades transmitidas por vectores, demanda incrementada de energía e industria de la construcción entre otros) en los continentes, ha sido estimado como fuertemente negativo, fuertemente positivo, neutral, positivo o negativo. Siendo el Continente Africano el que ha sufrido un impacto fuertemente negativo o negativo en casi todas las áreas mencionadas anteriormente, seguido de Asia y en tercer lugar América Latina, inclusive, en las regiones polares, se ha evidenciado un impacto fuertemente negativo en áreas como: el ecosistema marino, lagos y ríos, entre otros. El cambio global según opinión de los expertos, han incrementado de manera importante la frecuencia de los desastres naturales, dentro de ellos, las lluvias, los deslaves y las sequías.
Los desastres naturales son eventos catastróficos de origen geológico, atmosférico o hidrológico. Entre los desastres naturales se mencionan a los terremotos, erupciones volcánicas, deslizamientos o deslaves, inundaciones, tsunamis, los huracanes y las sequías. Los desastres pueden tener una aparición rápida o lenta y a menudo, ocasionan serias consecuencias sociales, económicas y sanitarias.
Las personas en general creen que los efectos del cambio climático no les afectarán a ellos, ni a sus familiares, ni a su entorno, tienen la percepción de que esto es un problema de las generaciones futuras y que afectará más a las especies animales o plantas. Estudios realizados recientemente (Karen Akerlof y col, 2010) , encontraron que 13 % de los encuestados piensan que los cambios climáticos se presentarán en un tiempo mayor de 25 años, 13% opinaron que serán afectados en 50 años, 12 % en 100 años y 15 % opinaron que nunca serán afectados. Menos del 40% opinaron que ellos están siendo afectados en este momento. De modo que, se necesita cambios de conducta y de percepción sobre el cambio climático y sus efectos para que las personas tengan una actitud más responsable con el ambiente.
Los peligros ambientales de gran escala y alcance mundial que amenazan la salud humana comprenden el cambio climático, el agotamiento de la capa estratosférica de ozono, la pérdida de diversidad biológica, cambios en los sistemas hidrológicos y en las reservas de agua dulce, la degradación de la tierra y las presiones ejercidas sobre los sistemas de producción de alimentos.
Para apreciar esta escala y el tipo de influencia en la salud humana se requiere una nueva perspectiva concentrada en los ecosistemas y en el reconocimiento de que el fundamento de una buena salud de las poblaciones en el largo plazo depende en gran parte de que los sistemas que mantienen la vida en la biosfera conserven su estabilidad y buen funcionamiento. Además, conlleva un reconocimiento de la complejidad de los sistemas de los cuales dependemos.
(Figura No 1)
Proteger la salud del cambio climático planetario exige la gestión a muchos niveles, desde los factores sociales y económicos que impulsan el cambio hasta los peligros y exposiciones resultantes para los grupos humanos.
Las inundaciones son una de las catástrofes naturales más frecuentes, originadas generalmente por lluvias torrenciales o por deshielos, sus consecuencias sobre la salud son muy variadas, los efectos más serios son los ahogamientos. Los deslizamientos o derrumbes ocurridos por el reblandecimiento de la tierra y el colapso de viviendas construidas en sitios vulnerables pueden contribuir a incrementar el número de fallecidos.
Las inundaciones pueden causar efecto directo en las personas como los traumatismos graves, aunque lo más frecuente son las lesiones leves como heridas pequeñas, laceraciones y pinchazos, las cuales suelen infectarse si no son limpiadas apropiadamente, una complicación potencial de las lesiones en la piel es el tétanos. Otra de las consecuencias posterior a inundaciones es el incremento de las enfermedades endémicas, propias de la región inundada, transmitidas por vectores (Sutherst Robert W, 2004) como: la malaria, el dengue y la encefalitis del Nilo Occidental, entre otros. El agua estancada provocadas por lluvias torrenciales o desbordamiento de los ríos sirven como criaderos para los mosquitos.
Epidemias como leptospirosis, transmitida por la orina de ratas y otros roedores, y la diarrea por el Vibrio cholerae, son enfermedades infecciosas asociadas a las inundaciones, generalmente aparecen los tres primeros meses posterior al desastre.
Las inundaciones, similar a otros desastres naturales, ocasionan que un número importante de personas pierdan sus viviendas de manera temporal o definitiva, convirtiéndose en lo que se ha denominado "damnificados ambientales" o "desplazados por desastres". Las personas recluidas en albergues temporales pueden presentar enfermedades que son producto del hacinamiento, escasez de agua, falta de alimentos e higiene inadecuada. Mencionándose la escabiosis (sarna) como una de las más frecuentes.
El albergue temporal debe cumplir las siguientes condiciones (Cruz Roja Internacional-Oficina de Guatemala, folleto Nº 2): Proteger del frio, calor, viento y la lluvia, proporcionar sitios para guardar las pertenencias, dar seguridad emocional y de intimidad e identificar una necesidad territorial. Adicionalmente, debe garantizarse la atención médica inmediata según la morbilidad (tipo de enfermedad) existente en la población albergada, coordinar con otras entidades programas de vigilancia epidemiológica y rehabilitación y determinar y controlar con las instancias correspondientes los riesgos ambientales.
Las diarreas por diversos agentes infecciosos, así como las intoxicaciones alimentarias son una de las afecciones usuales en los albergues. Las enfermedades respiratorias (Bellos Anna et al, 2010) , a menudo, pasan desapercibidas por otras enfermedades más visibles como las diarreas y otras causantes de brotes como la meningitis meningocócica, su importancia en los albergues ha sido estudiada más recientemente. El hacinamiento, las bajas temperaturas y la contaminación del aire interior, propician la aparición de enfermedades transmitidas por vía respiratoria como el resfriado común, influenza, neumonía por diversos agentes, entre ellos Mycoplasma pneumoniae desencadenamiento de asma, bronquitis y tuberculosis. Otras enfermedades transmitidas por vía respiratoria como la varicela (lechina), el sarampión y la meningitis meningocócica pueden ocasionar brotes en los albergues.
Durante una inundación se recomienda examinar, con los métodos recomendados, las fuentes de agua, así como los sistemas de distribución, para investigar presencia de agentes biológicos, principalmente Escherichia coli, la presencia de esta bacteria por encima de los límites permitidos, evidencia contaminación fecal-oral. La necesidad más apremiante asociada a las inundaciones es la disponibilidad de agua potable.
La contaminación química de las aguas debe sospecharse cuando los cultivos han quedado bajo las aguas durante las inundaciones, los efectos asociados a contaminación química del agua y de los alimentos (Carvajal Ana y Oletta López JF, 2010), a diferencia de los ocasionados por agentes infecciosos, se presentan a largo plazo y la mayoría de las veces, no es posible establecer una relación causa efecto.
Los desajustes emocionales producto del impacto mismo de la inundación o por la pérdida de familiares, de sus pertenencias o de la vivienda es un tema a tener en cuenta posterior a inundaciones. Conflictos y violencia, especialmente la de género suelen presentarse posterior a desastres. Convivir muchas personas, en espacios reducidos en hacinamiento como een los albergues temporales, propicia la existencia de violencia de todo tipo.
Autores:
Dra. Ana Carvajal
Especialista en Infectología
Dr José Félix Oletta López
Médico Internista
Referencias
Bellos Anna,
Mulholland Kim, L O'Brien Katherine, A
Qazi Shamim, et al. (2010)The burden of acute respiratory infections in
crisis-affected populations: a systematic review. Confl Health.; 4: 3.
Karen Akerlof , Roberto DeBono et
al.. Public Perceptions of Climate Change as a Human Health Risk: Surveys of
the United States, Canada and Malta. (2010) Int. J. Environ. Res. Public Health . 7, 2559-2606
RSCMV. Noticia epidemiológica Nº 17 . Carvajal A y Oletta López JF . Riesgos químicos para la salud asociados al agua de consumo humano
. 8 de Junio 2010. www.rscmv.org.ve
Sutherst Robert W. Global Change
and Human Vulnerability to Vector-Borne Diseases
(2004) Clin
Microbiol Rev. January; 17(1): 136–173.
Tibbetts John. Health Effects of Climate
Change. (2007). Environmental Health Perspectives • volume 115 | number 4 | april .
Enlaces Conexos:
OMS: 10
datos sobre Cambio Climático y Salud.
Diciembre de 2009. Disponible en:
OMS: Cambio
Climático y Salud Humana. Disponible en: