Aprender a envejecer puede ser la clave de una magnifica y fructífera existencia llena de luz y experiencias vivificantes. Hay cierta infundada opinión que aproximarse a las puertas de la vejez tiene cierta similitud con entrar en un mundo de soledad, tristeza, nostalgia sin más virtud que estar a la espera del final. Como el destino natural de los humanos es envejecer, (o quizá la buena fortuna), sabio es aprender a disfrutar con mayor intensidad y a consciencia de entrar en una etapa en la cual nuestras emociones, saberes y afectos que tienen como compensación la riqueza de la experiencia vital acumulada, la ventaja de ser auténticos y gozar del amor y respeto de nuestros hijos y nietos, esos afectos y vivencias llenan nuestra existencia. Pero queda algo más... ¿Cómo compartir todas esas vivencias con efectos multiplicadores? NO ESTAMOS SOLOS, compartamos nuestros conocimientos y vivencias con nuestros amigos y familiares. Crisóstomo Ruiz* (Sic..). Las Acacias. Caracas, 2012. Fuente: Revista Zeta Nº 1849- 20-04-12
*Tomás Crisóstomo Carvajal Ruiz.
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